Cultivar el encanto femenino
Si nunca te has parado a pensarlo y
quieres unas cuantas razones por las cuales deberías trabajar tu encanto
personal, te damos algunas:
- Cambiar el mundo: en
un mundo donde el índice de agresividad, mal humor y amargamiento
crónico alcanza cotas históricas, se necesitan mujeres maravillosas que
contrarresten los efectos. No hace falta irse a las misiones para tratar
de hacer el mundo más humano ni ser la cabeza de la manifestación de
“no a la guerra”. Todo es contagioso: cómo se agradece una sonrisa de
un hijo recién levantado o que te cedan amablemente el paso ¿no te
entran ganas de hacer lo mismo? Si empiezas tú, puede que siga el otro.
El buen ejemplo siempre remueve.
- Para ganar seguridad en ti misma:
al igual que el ir bien vestida, ser una persona humanamente atractiva
también eleva tu autoestima; el encanto es como el vestido del alma. Ser
tímida, poco habladora o estar muy liada no es excusa para no ser
encantadora. Si crees que tú nunca podrías
serlo, haz la prueba e inténtalo; como todo, es cuestión de práctica,
al principio hay que esforzarse un poco pero, cuando ves cómo reacciona
la gente, tu autoestima crece y al final te sale de manera natural.
- Por interés te quiero…:
no me malinterpreten, pero las personas encantadoras están en la mente
de todos. Todo el mundo conserva en la memoria pequeños o grandes
detalles que han tenido distintas personas a lo largo de su vida. Si
eres de las que dejan huella, luego será más fácil que se acuerden de
ti para un trabajo, una oportunidad, un favor o, simplemente, se llene
la iglesia el día de tu funeral.
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